El Hombre Perfecto (Fiolee) Capitulo 70

ULTIMO CAPITULO

— ¿Por qué ibas a mencionarlo, si no?
—Me formé en la academia de policía estatal, de modo que no tendré que volver a ella. Puedo pasar directamente a trabajar de detective. El problema es que tendré que ir a vivir a otra parte.
— ¿Y? —Fionna puso los ojos en blanco.
— ¡No hagas eso! Mira la carretera.
— ¡Estoy mirando!
— ¿No te importa que tengamos que mudarnos? Acabas de comprarte la casa.
—Lo que me molestaría —replicó ella sucintamente— es que tú vivieras en una ciudad y yo en otra. Eso sí que sería un fastidio.
Fionna llegó al aeropuerto en un tiempo récord y aparcó el coche. Mientras corrían hacia la puerta de llegadas, dijo:
—Acuérdate de que mi padre tiene Parkinson, de modo que si le tiembla el brazo, es por eso.
—Me acordaré —contestó Marshall, manteniéndose fácilmente a la par de Fionna gracias a sus largas piernas.
Acababan de llegar a la puerta de llegadas cuando comenzaron a salir pasajeros. Sus padres aparecieron casi de inmediato. Fionna lanzó un chillido y corrió al encuentro de su madre, le echó los brazos al cuello y la abrazó con ganas, y seguidamente hizo lo mismo con su padre.
— ¡Éste es Marshall! —les dijo, al tiempo que arrastraba al aludido. Sus padres ya estaban enterados de la inminente boda, de modo que la madre le echó a Marshall los brazos al cuello y también lo abrazó.
El padre le tendió la mano derecha, que temblaba de manera ostensible.
—Eso es —dijo—, tú agárrame la mano y ya me encargo yo de estrecharla.
Marshall estalló en una carcajada.
— ¡Lyle! ¡Será posible! —dijo la madre.
— ¿Qué pasa? —preguntó él con expresión ofendida por la reprimenda—. Si no puedo divertirme un poco con esto, ¿de qué sirve que lo tenga? —En aquellos ojos azules Marshall vio un destello que le dijo que Fionna era de tal palo, tal astilla.
—Tenemos muchas cosas que contarnos —dijo Fionna tomando a su madre del brazo y echando a andar por la sala—. Tienes que prometerme que no te vas a enfadar.
Aquello era una garantía de que iba a conservar la calma, pensó Marshall. Entonces Lyle Bright replicó:
—A condición de que no me hayas destrozado el coche.


The End♥